domingo, 13 de septiembre de 2015

Perseo... (Poemas de una Depresión)

Solo Perseo fue agraciado por los Dioses

le dotaron de algunos objetos

y haciendo buen uso de ellos

consiguió matar a Medusa

Con su cabeza libró varias batallas

haciendo suya esa hermosa muchacha indefensa de la 

playa

y creo una constelación boreal tan bonita como 

Andrómeda.

Estaré en el reino de Micenas...

esperando el anochecer para ver las estrellas...



MJensucajadecristal                         6 de septiembre 2015

T.C.B.

El poder. (Relato corto).

La noche era oscura, más de lo habitual, caminaba por la acera dejando una música de sus zapatos que podía tatarear cualquier borracho de la zona como si de una canción se tratara.
Buscaba su presa sabiendo que estaría en cualquier barra de bar, sin saber que esa era la última vez que podría dominar sus pensamientos sin pensar en ella.
Al girar la esquina vislumbró el local de luces color ocre, que dibujaban sombras difusas en una pared medio derrumbada que estaba colindante, se acercó a la puerta con paso seguro, se mojó los labios y entró en aquel sitio donde la música no era un estorbo para tener conversación, era más que eso, era el sitio perfecto.
Allí estaba su presa, sentado en un taburete  intercambiando anécdotas juveniles y vanagloriándose de lo que fue y lo que era. Las personas que lo rodeaban lo miraban sonriendo como a un líder, alguien a quien admiraban desde hacía mucho tiempo, o al menos esa impresión daba.
Era interesante ver los movimientos sigilosos que hizo para no llamar la atención ante aquella reunión, solo el barman del bar se dio cuenta de su llegada sigilosa. Se acercó le preguntó que iba a tomar, al mirarla, pensó y dijo…nos conocemos?,  a lo que ella respondió con un sensual, quizás. Y lo dejó ahí sin más se volvió para observar el resto del local cruzando sus piernas de manera juguetona en ese alto taburete , girándolo lo puso de nuevo mirando a la barra, cogió su copa y muy suavemente paso el dedo por el filo del cristal, ella ya sabía que la observaban y empezó su función, empezó la caza.
 No dejaría que esa noche nadie se le fuera sin haberla visto bien, su escultural figura de mujer madura, su ternura sensual, labios carnosos y poco maquillados, no le hacia falta maquillar su belleza.
Lo que más llamaba la atención o dejaba que cualquiera que  quisiera se postrase ante ella, su mirada…
Había algo en esa forma de mirar, no había dulzura ni ternura en esa brillante mirada, era excitante y hacía perder la cabeza solo introducirte en ella.
Nadie supo decir jamás el color de sus ojos, nadie supo describir con palabras lo que había de misterioso, solo decían que era perder la capacidad de decisión, era dejarse llevar y censurar los pensamientos , era todo eso y más dijo el último que paseaba buscándola por las calles de la ciudad.
No hizo nada en especial, solo dejó que la observaran y mientras jugueteaba con su copa su presa se le acercaba, dejó su alardeo y se dirigió a ella, se puso a su lado y como solía hacer le dijo con voz chulesca “estás sola o esperas a alguien”.
Era la típica frase hecha para una mujer bonita sola en la barra de un bar, la había utilizado cientos de veces y siempre le dio el resultado esperado, entablar una conversación ante una mujer despechada, una amiga plantada o simplemente alguien que buscaba compañía.
Ella ni se inmutó, esbozó una sonrisa de maldad, fría ante su presa y casi sin mirarlo le dijo:
-te esperaba a ti.
El sonrió como el déspota que era sin saber que era ella la que cazaba.
Entonces ocurrió, allí delante de todos que parecían no tener nada que ver con ellos, pero que casi todos observaban la escena con atención.
Ocurrió… lanzó su intensa mirada, lo miró sin decir nada, solo sus ojos frente aquel insignificante hombrecillo que solía estar al mando de todo.
Lo miró y él dejó todo su poder para ofrecer su pleitesía.
Jamás le vieron perder su fuerza y aquella noche la perdió. Habría dado su alma al diablo por un minuto de placer con ella.
Habría intentado todo, por rozar sus labios con la yema de sus dedos mientras la desnudaba. Pero jamás pasó todo aquello que su inconsciente  le hacía soñar en segundos en los que no había ni un solo parpadeo.
Estaba nervioso por primera vez, volcaba toda su atención en cautivarla y poder ser el que acariciase su pelo al despertar.
Olvidó ante su encanto preguntar su nombre y quizás ni si quiera necesitaba saberlo, su perfume, el calor que desprendía e incluso creyó oírla ronronear, no sabía lo que era pero estaba perdido ante aquella mujer misteriosa que había aparecido de la nada.
Jugueteó con él, lo embobó hasta ver el gesto de su cara relajado y entregado a sus maldades.
Le susurraba al oído lo que jamás le habían dicho…
Se sintió algo mareado y se ausentó unos segundos para ir al baño. En ese instante sonaba una de las canciones que a ella le encantaban, pero que la hacían recordar el pasado. Terminó su copa y sabiendo que uno de sus espectadores amablemente la había pagado salió del local sin mirar atrás, sin titubear, sin ni siquiera esperar que alguien la alcanzara, contoneando sus caderas y pisando con esa seguridad de la que estaba catalogada como una felina que se dejaba ver marchar.
Al salir del baño él observó que ya no estaba, miró a los lados y nervioso no daba crédito a lo que le pasaba, sintió falta de aire y desesperación en un momento y salió a buscarla.
Solo quedaba un poco del aroma de su perfume, solo quedaba el canturreo de su caminar, la oscuridad de la noche y nada más que un gato gris al final de la calle que caminaba, se paró un momento para mirar atrás, se acicaló ronroneando y desapareció en el silencio de su mirada.

Lo volvería a hacer, ella jamás volvería donde él la esperara, jamás sería vista allí y solo le importaba el poder que le robó y el vacío de mirada con la que se alimentaba.

Desapareció sin más mientras su canción sonaba.
Puedes mirarla, puedes mirarme… no dejes que suene esas notas para que no se despierte y se vaya.


 MJensucajadecristal.                                            T.C.B. Relato corto M.J.

El viaje... (Poemas de una Depresión)





Suavemente recorría con sus manos la cintura bajo su chaqueta de cuero

Acariciaba su cuerpo mientras el aire le daba en la cara

Se dejaba llevar a un paraíso que él le enseñaba

Su larga melena jugaba con el viento que la enmarañaba 

Sus fuertes manos con ternura la cepillaba con la misma suavidad que la besaba

La hacía sentir una princesa con solo acariciarla

Le hacía sentir especial si ella lo miraba


No les hacían falta palabras, el silencio era algo más que amaban.


Todo cabe en tu bolsillo ... el viaje  es tu destino.

MJensucajadecristal